"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

22 de enero de 2010

¿Qué son las figuras literarias? - Apunte 2 del Seminario Bíblico de verano por FM Parroquial

En la Sagrada Escritura hay cientos de figuras literarias diferentes, a continuación estudiaremos solamente la familia de las figuras comparativas. Las figuras de dicción dan fuerza, énfasis al texto y por lo tanto es muy importante analizarlas.  

Símiles, metáforas e hipocatástasis:
El símil, es una comparación por semejanza, viene del latín “símile” (semejante). En la Sagrada Escritura aparece en la lengua hebrea expresada por el prefijo “ke” y en griego por las conjunciones “hos” y “kathós”. Esta figura abunda en la Biblia aportando belleza y fuerza al texto. En español la encontramos en la expresión “como”. Ejemplo: “él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitarán: todo lo que haga le saldrá bien” (Salmo 1,3). La persona que medita continuamente la Palabra de Dios porque se complace, se agrada en ella y la vive, será cuidado por Dios como un árbol en un bosque privado por su dueño al borde de las aguas. Distinto de un árbol en un bosque silvestre, supeditado a los avatares naturales y la negligencia del hombre. El creyente no es un árbol, es como un árbol…

La metáfora, del griego “metaphorá” (transferencia). Así como el símil se anuncia por el adverbio “como”, la metáfora apela a la imaginación y el sentimiento sin aviso previo. Ejemplo comparativo: “toda carne es como hierba…” (1ª P 1,24) es un símil; ahora veamos éste: “toda carne es hierba…” (Isaías 40,6) ¡uau! ¡esto es una metáfora! Así san Pedro y el profeta Isaías están expresando la misma idea pero san Pedro usa un símil e Isaías una metáfora ¡alabado sea el Señor! ¡qué linda es la Biblia! Por eso mismo, es un error interpretar toda la Escritura como “un gran libro metafórico”, como han hecho los grupos cristianos de expresión emocional.

La hipocatástasis, en esta figura la semejanza o representación está implícita, por lo cual es más vivaz. Ejemplo comparativo, un chico en Buenos Aires le dice un piropo a una chica: “¡sos como una flor!” (símil); o quizá: ¡sos una flor!” (metáfora); pero si le dice: “¡flor!” ¡es una hipocatástasis! Ejemplo bíblico: “no está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los perrillos” (Mt 15,26). Con las “hipocatástasis” podemos elogiar y también ofender, o como Jesús en Mt 15,26 que no ofende ni elogia a los paganos, sino que a partir de la condición que tenían ante el judaísmo los trata con cariño, “perrillos” no es ofensivo pero muy vivaz.

Del símil nace la parábola y el proverbio; y de la metáfora o la hipocatástasis nace la alegoría, según el caso.

Parábolas:
La expresión “parábola” viene del griego “pará” (junto a) y “bállein”(arrojar). Es decir, poner una cosa junto a otra ¿para qué? para compararlas. Una parábola es un símil (comparación por semejanza, ver PCD Nº 18 pág. 10) continuado o extendido. Cuando el Nuevo Testamento en griego presenta una “parábola” se trata de una historia imaginada o quizá real con un significado oculto, encontrándose el símil en cierto detalle puntual a partir del cual puede intuirse la interpretación global de la misma con sus partes. Por eso, la comparación no debe tomarse a partir de cada elemento sino a partir de su “centro de comparación”. La parábola del sembrador es interpretada por el propio Jesús y lo hace tomando en cuenta lo dicho: parte del símil y luego en relación a eso toma los distintos elementos (cf. Mt 13, 18-23; Mc 4,14-20; Lc 8,11-15).
Para entender mejor esto debemos repasar lo concerniente a la base de esta figura, que es el símil o comparación. Por ejemplo: Jesús es comparado con un ladrón por lo inesperado de su aparición (1ª Tesalonicenses 5,2) pero de ninguna manera puede tomarse en interpretación libre adjudicando esto a un “delincuente” o a cualquier otra característica. Volviendo a la “parábola” es necesario hallar el sentido de su contextualización, la verdad que se nos da. Sin embargo, en cuanto a la aplicación de una parábola tenemos un marco más flexible si hemos partido correctamente de su comparación implícita. Por ejemplo: La citada parábola del sembrador luego de conocer su correcta interpretación puede aplicarse a diferentes situaciones de la vida actual y obtener inagotables enseñanzas, no debemos confundir la interpretación de la aplicación. Ahora bien, nos queda analizar el sentido histórico de las parábolas de Jesús, el contexto vital. Sobre esto se presentan algunos errores cuando se piensa que eran para clarificar la enseñanza del Reino, entonces Jesús recurría a los elementos de la vida rural para facilitar el aprendizaje de todo el pueblo. Esa conclusión es errónea porque está partiendo de hoy, conociendo las verdades de la fe y mi propio entendimiento. Las parábolas eran usadas para proclamar sin explicar. Lo podemos comprobar leyendo Mt 13,10-17. Por eso, viendo la cuestión de las parábolas con alguna profundidad, nos encontramos con algunas dificultades que a simple vista no aparecen y que debemos atender con esmero para hacer buen uso de la Sagrada Escritura.

Proverbios:
Del griego “pará” (junto a) y “oímos” (camino) surge el vocablo paroimía de la Septuaginta proveniente del hebreo: “mashal”, cuya raíz significa: “gobernar”, estableciendo una relación entre “proverbio” y “norma”. Por ejemplo: el Libro de los Proverbios. A veces, en el Nuevo Testamento se traduce “paroimía” por parábola (Jn 10,6) y a veces por “proverbio” (II P 2,22). Los proverbios en la Biblia pueden ser:
1) frases ya existentes en el uso común (Lc 4,23)
2) los que aparecen por primera vez en la Biblia (Mt 7,12; Lc 6,31 está en el Talmud)

Alegorías:
Así como la parábola es un símil extendido o continuado, la alegoría es una metáfora o una hipocatástasis continuada. Por ejemplo: Jueces 9,7-15 no es una parábola sino una hipocatástasis continuada o alegoría. Si fuera un símil continuado sería una parábola. Los cuatro árboles: higuera, olivo, vid y zarza representan la historia de Israel. Cuando una alegoría tiene carácter moralizante es una fábula. Asimismo, se puede considerar al Salmo 23 como una bella metáfora continuada, por lo tanto, también alegoría.

Mauricio Shara

Bibliografía: a la ya detallada en el Apunte 1 se agregan las ediciones No. 18 septiembre 2009 y No. 21 diciembre 2009 de Prensa Cristiana Digital.

1 comentario:

  1. Anónimo14.1.11

    que interesantes comentarios frescos y llenos de enseñanza practica y de facil entendimiento. les felicito en el nombre de nuestro SEÑOR JESUCRISTO.ANIMO.ADELANTE.

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