“El mensaje de Cristo de salvación, perdón y amor se ha predicado en vuestro país durante siglos. Pero el impulso misionero sigue siendo esencial para la vida de la Iglesia y se manifiesta no sólo en la predicación del Evangelio, sino también en el testimonio de la caridad cristiana”, dijo el Papa a los prelados de la Conferencia Episcopal de Indonesia al final de su visita “ad limina”. Ese testimonio, prosiguió el pontífice es “el sello distintivo de cada movimiento, acción y expresión de la Iglesia, en todos sus sacramentos y tareas caritativas, educativas y sociales, de modo que todos sus miembros se comprometan a hacer que el Dios uno y trino sea conocido y amado a través de Jesucristo”.
Así no sólo se contribuirá a la vitalidad espiritual de la Iglesia en ese país sino que también se fortalecerá su sociedad mediante la promoción de una serie de valores muy apreciados por los indonesios como la tolerancia, la unidad y la justicia. “Apropiadamente, la Constitución de Indonesia garantiza el derecho humano fundamental de libertad de practicar la propia religión –observó Benedicto XVI- La libertad de vivir y predicar el Evangelio no puede darse por sentada y siempre debe ser justa y pacientemente fomentada. La libertad religiosa no estriba solamente en estar libre de imposiciones externas. Es también un derecho a ser auténtica y plenamente católicos, a practicar la fe, a edificar la Iglesia y contribuir al bien común, anunciando el Evangelio como Buena Nueva e invitando a todos a la cercanía con el Dios de la misericordia y la compasión que se manifiesta en Jesucristo”.
El Santo Padre alentó el constante esfuerzo de los obispos para promover y sostener el diálogo interreligioso en Indonesia, un país, “rico en diversidad cultural y densamente poblado que alberga numerosos seguidores de diferentes tradiciones religiosas”. De ahí que sus habitantes “puedan contribuir eficazmente a la búsqueda de la paz y el entendimiento entre los pueblos del mundo”. Por eso la participación de los obispos en esta gran empresa es decisiva, como lo es que se aseguren que sus fieles sean en este ámbito “artífices de paz, de perseverancia, de caridad”.
“Los que creen en Cristo- subrayó- enraizados en la caridad, deben comprometerse al diálogo con otras religiones, respetando las diferencias mutuas. Los esfuerzos comunes para la edificación de la sociedad serán valiosos cuando fortalezcan la amistad y superen la incomprensión o la desconfianza”.
“Confío en que sigáis, junto a los sacerdotes, religiosos y laicos de vuestras diócesis dando testimonio de la imagen y semejanza de Dios en cada hombre, mujer o niño, independientemente de su fe, animando a todos a estar abiertos al diálogo al servicio de la paz y la armonía. Si hacéis todo lo posible para garantizar que en vuestra tierra se respeten los derechos de las minorías, reforzaréis la tolerancia y la armonía mutua en vuestra nación y fuera de ella”, finalizó el Papa.
Fuente: VIS - Vatican Information Service
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