"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

23 de septiembre de 2010

Paz interior para una vida plena


Vivimos en un tiempo de constante ansiedad y depresión, en una sociedad mundial globalizada y cruel en que las fobias están a la orden del día y muchas personas necesitan recurrir a psicofármacos “Los psicofármacos conforman una categoría especial de medicina tendientes a controlar agitaciones, delirios y alucinaciones o a liberar el ansia y la depresión” (Carta de los Agentes de la Salud, 100).


Desgraciadamente, muchas veces esto escapa a la indicación médica, abusando del uso de los mismos más allá de la prescripción profesional, creando una peligrosa dependencia que puede hacer estragos tanto en el enfermo como en su entorno familiar y social. “Es moralmente ilícito el uso no terapéutico y el abuso de psicofármacos llevado al punto de ser potenciadores del funcionamiento normal o a procurar una serenidad normal o eufórica. Utilizados en esta forma, los psicofármacos son semejantes a cualquier sustancia estupefaciente, por eso se aplica para ellos los juicios éticos ya formulados respecto a la droga” (Carta de los Agentes de la Salud, 103).

Actualmente, diversas cuestiones como la obsesión por el éxito, la extrema competitividad, el agotamiento, etc. pueden llevar a este serio flagelo adictivo que guarda relación con la falta de confianza en Dios, que resguarda nuestros pensamientos y vida interior. Es importante valorar a los demás, saber que no estoy solo(a), hay otros que me aman y necesitan mi amor, no soy único(a), debo aceptar que otros pueden superarme y por sobre todo debo integrarme con el Señor, la oración es un medio para unirme a Él con agradecimiento, ¡Cuánto más practico el agradecimiento más razones tendré, día a día, para agradecer! ¡Esto es conversión y salud!

“No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acciones de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.” (Efesios 4,6-7). 

Dra. Marcela Magurno (médica), Prensa Cristiana Digital 13 (2009) p.4
Suscripción gratuita: prensacristianadigital@gmail.com

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