La expresión “eucaristía” se introdujo en nuestra lengua a mediados del siglo XIV, del griego “eujaristía” (acción de gracias), “eu” (bueno) y “jaris” (gracia), “eujáristos” (agradecido, a), “jarizomai” (me hago agradable). La versión de la Septuaginta o LXX incorporó esta expresión griega a la Biblia y al lenguaje bíblico. La raíz hebrea es “barak”, sinónimo del griego “eulogein” (bendecir). La “Eucaristía” o “Cena del Señor” se remonta a Jesús mismo y está presente, además del Nuevo Testamento, en la Didajé de los Apóstoles (IX y X), documentos de comienzo del siglo II d.C.
La Iglesia siempre creyó en la Presencia “eucarística” de Jesucristo. “El que come mi Carne y bebe mi Sangre tiene Vida eterna y Yo lo resucitaré en el último día.” (Juan 6,54). La vida eucarística no se limita a una cuestión ritual, sino que se proyecta a una vida de agradecimiento y bendición por la Gracia de Dios. No se trata sólo de “ser agradable” sino de “hacerse agradable”, renunciando a las carnalidades (desórdenes y egoísmos de la vida de la carne) para producir acciones de amor y perfección cristianas en el mundo. Para ello se requiere estar unido a Cristo en la vida diaria, por medio de la Sagrada Eucaristía (Cumbre y Fuente de la Vida Cristiana) y la Palabra de Dios, apartándose del pecado y buscando la santidad. Pero es muy importante aclarar que resulta imposible desarrollar la vida eucarística de manera solitaria, es necesario estar unido a la Iglesia, en gozosa obediencia a sus Legítimos Pastores, creciendo y ayudando en las Parroquias e Instituciones, respetando el Magisterio. Así nace, crece, desarrolla, madura y renueva la “vida eucarística”, en comunidad, con espiritualidad bíblica y litúrgica. (PCD).
La Iglesia siempre creyó en la Presencia “eucarística” de Jesucristo. “El que come mi Carne y bebe mi Sangre tiene Vida eterna y Yo lo resucitaré en el último día.” (Juan 6,54). La vida eucarística no se limita a una cuestión ritual, sino que se proyecta a una vida de agradecimiento y bendición por la Gracia de Dios. No se trata sólo de “ser agradable” sino de “hacerse agradable”, renunciando a las carnalidades (desórdenes y egoísmos de la vida de la carne) para producir acciones de amor y perfección cristianas en el mundo. Para ello se requiere estar unido a Cristo en la vida diaria, por medio de la Sagrada Eucaristía (Cumbre y Fuente de la Vida Cristiana) y la Palabra de Dios, apartándose del pecado y buscando la santidad. Pero es muy importante aclarar que resulta imposible desarrollar la vida eucarística de manera solitaria, es necesario estar unido a la Iglesia, en gozosa obediencia a sus Legítimos Pastores, creciendo y ayudando en las Parroquias e Instituciones, respetando el Magisterio. Así nace, crece, desarrolla, madura y renueva la “vida eucarística”, en comunidad, con espiritualidad bíblica y litúrgica. (PCD).
Derivado de una publicación de Prensa Cristiana Digital
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es muy bueno vivir "eucaristicamente" o "eucaristizado". A mi me ha sido de gran bendicion y me cambio la vida
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